Que mi novela, Lo que sólo el tiempo sabe, es una historia de amor a caballo entre dos épocas que traspasa los limites del tiempo, explora sus normas y el modo de saltárselas, es algo que ya os he contado varias veces. Y lo hace desde el mundo de la Ciencia y la creatividad humana, de lo Paranormal, de los Mitos y de algunos conceptos de la Nueva Era.
Aquí os dejo algunas páginas de la novela en las que la psicóloga, Carola Gómez, propone al protagonista de la novela en el año 2.008 la posibilidad de someterlo a una sesión de hipnosis regresiva que le lleve a su pasado más profundo.
Este es el fragmento que os dejo donde Carola formula su propuesta. Dice:
—Te cuento lo de las constelaciones de Hellinger porque no descarto su uso futuro. Pero, en principio, quiero proponerte otra cosa. Quiero proponerte la intervención de la hipnosis regresiva, como fórmula más directa para llegar hasta tu pasado recóndito.
—He leído algo sobre eso: Se trata de llevar hacia atrás en el tiempo, hacia el pasado, a alguien en estado de hipnosis profunda ¿no?
—Sí, así es. Pero no te asustes, que esto no es el circo ni nada paranormal. Estamos tratando de un método experimental ampliamente usado. La hipnosis es un procedimiento de obtención de información y tratamiento utilizado por numerosos profesionales de la salud mental desde hace mucho tiempo. Mediante técnicas específicas, se puede introducir a una persona en un estado de trance, parecido al sueño, pero con varios grados de profundidad en función del objetivo que se persiga, en el que se pueden inducir cambios en las sensaciones, en los sentimientos o en la conducta, y desde el que se puede extraer información, a veces desconocida en estado consciente por el hipnotizado, sobre aspectos de su personalidad y de su vida.
—¡Lo sé, lo sé! —aceptó vehementemente Julio—. Alcanzo perfectamente a distinguir entre el entretenimiento y la técnica científica. Lo que se me escapa es la comprensión del modo en que puedo saber cosas de mi pasado que están más allá de mi nacimiento. Aparte de que hablar de eso, de ir más allá de mi nacimiento, implica claramente aceptar que existen unas vidas anteriores a la vida actual. Implica aceptar la
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posibilidad de la reencarnación y todas esas zarandajas que, francamente, están muy lejos de mis creencias. Soy agnóstico practicante.
—Lo comprendo. Y no te pido que creas. Te pido simplemente que aceptes someterte a una prueba de hipnosis, y ya analizaremos los resultados posteriormente.
Julio levantó las cejas en un gesto de irremediable aceptación.
—Confío en ti, Carola –dijo Julio, levantando los brazos al cielo, en un cómico gesto de adoración—. Así que, adelante. Solo espero que no me dejes colgado por ahí, en cualquier época de la Historia... o en el Hospital psiquiátrico Alonso Vega.
—No temas —sonrió Carola—. Volverás. Créeme. Esto, en sí mismo, es algo simple y perfectamente experimentado. Sin riesgos. Y, en relación a la posibilidad de mirar en tu pasado remoto, en otras vidas anteriores a esta, piensa que el origen, la idea de que este supuesto sea posible, está enraizado en el concepto budista de la reencarnación, en el sentido de que tenemos nuevas oportunidades para hacer las cosas mejor en una nueva vida que lo hicimos en las anteriores. Una bonita imagen ¿no? Muchas personas que a través de esta técnica se han visto en otras vidas han confirmado que familiares, amigos o enemigos del presente estaban vinculados con ellos en vidas pasadas también. Son las mismas almas con las que vamos aprendiendo nuevas lecciones, vamos creciendo. ¿Sabes lo que te quiero decir?
—¿Dais por supuesto en tu profesión, entre los psicólogos, la existencia de esas otras vidas anteriores?
Carola negó vigorosamente con la cabeza, haciendo que su pelo negro y liso cubriera momentáneamente sus ojos.
—En absoluto. La Psicología es una ciencia y, como tal, no da por cierto nada que no esté científicamente comprobado. De hecho, aunque, como te digo, existe numerosa bibliografía sobre la regresión hipnótica, no necesariamente hay que relacionar las manifestaciones dadas por los sometidos a este proceso a la existencia de vidas anteriores. Me viene a la memoria, por ponerte un ejemplo, otra explicación, alternativa al concepto de reencarnación —dijo Carola, enamorada de los conceptos jungianos—. Me refiero a la concepción de Jung que tú citabas anteriormente de que todos los pensamientos, sentimientos y experiencias de la humanidad están recogidos en lo inconsciente colectivo y que las personas en estado hipnótico pueden conectar con ellos. Según las teorías del psiquiatra
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suizo, existe un almacén común compuesto de energía e información de todas las experiencias y conocimientos de la Humanidad que se extiende más allá del tiempo y de los espacios habitados por el hombre. Según esto, podría ser que esa información sobre la mujer de 1800 procediera no de que tú, Julio, hubieras tenido una vida anterior, sino de que simplemente conectaras con lo inconsciente colectivo, con ese almacén común para todos los seres humanos, para todas las civilizaciones... donde, sin duda, existió una Isabel de Mesa.
—Verdaderamente fascinante esta otra posibilidad. Y cualquiera de las dos alternativas nos lleva a esa mujer, si es que existió. Personalmente, me resulta más confortable pensar en la idea de Jung sobre lo inconsciente colectivo que en la posibilidad budista de haber tenido otras vidas, pero...
—...pero, sea como sea —concluyó Carola—, creo que una sesión de hipnosis regresiva sería una experiencia lo suficientemente reveladora como para intentarlo ¿Sabes lo que te quiero decir?
—Sé, sé lo que me quieres decir –replicó Julio, impaciente y un poco empachado por la continua cantinela de la psicóloga. Suena muy interesante.
—¿Estarías dispuesto a que lo intentáramos?
—¿Por qué no?
—¡Comencemos, pues!